Cada día recibimos millones de mensajes que nos prometen una
vida más fácil, rápida y sin esfuerzo…
“Adelgazar sin dieta” “Músculos sin gimnasio” “Con un solo
click” “Desde el sofá” “Sin moverte de casa” etc.
Todo parece estar al alcance de nuestra mano a cambio de poco
(o mucho) dinero. Nos impulsan a conseguir nuestros objetivos tomando un atajo
y prometiéndonos resultados inmediatos.
Pareciera que el esfuerzo y el trabajo duro hubieran pasado
de moda…
Entonces yo me pregunto…
¿Cómo podemos encontrar satisfacción? ¿Cómo podemos
sentirnos orgullosos de nosotros mismos? ¿Dónde queda ese placer de saber que
nos hemos esforzado al máximo y lo hemos conseguido?
Quizás es por esto mismo que nos cuesta sentirnos plenos y
estamos en una constante búsqueda de emociones fáciles y rápidas.
… Precocinado
… Listo para servir
Tampoco se trata de dejar de ser prácticos, ni de convertirse
en un extremista…
Pero sí se trata de darle al esfuerzo y al trabajo duro el
valor que tiene… Sobre todo el valor emocional, interior… el valor que le damos
inconscientemente nosotros mismos.